Editorial USM El oligarca ruso Roman Abramovich prometió de un inicio no requerir los 1.8 millones de euros que le prestó al Chelsea, pero esta promesa está comenzando a tambalearse, lo que complica la venta del club, poniéndolo en una situación muy complicada.
El problema aquí es que el tiempo juega en contra del Chelsea, quien tiene una licencia especial del gobierno para seguir operando y no irse a la ruina y que por desgracia expira el próximo 31 de mayo, de no aclararse esta situación para ese entonces el Club inglés podría entrar en la quiebra.
Abramovich, quién tiene sus bienes congelados desde el pasado 10 de Marzo por que el Gobierno Británico le impuso sanciones económicas por su relación con el presidente ruso Vladimir Putin habría cambiado de opinión acerca de su decisión de no pedir de vuelta los 1.8 millones de euros que le prestó al club en 2003 cuando este tomó el mando.
Este cambio tan radical llega por desgracia para el Chelsea a mitad del proceso de venta del club, justo cuando parecía que el consorcio de Todd Boehly, dueño de Los Angeles Dodgers se perfilaba como el nuevo dueño del Chelsea.
